Madres, padres y personas cuidadoras tienen el derecho de educar y disciplinar a los niños, niñas y adolescentes en un ambiente de respeto a las leyes y derechos humanos, no siempre es una tarea fácil, continuamente el bienestar y goce de derechos de la población infantil y adolescente se ve amenazado y se atenta contra su integridad.

Existen cifras alarmantes que dan cuenta de la violencia que padecen las niñas, niños y adolescentes en el mundo y en México. Cifras que invitan a toda la sociedad a trabajar para cambiar la mirada hacia este sector de la población, una mirada que logre reconocerles como seres humanos, miembros de la misma especie, para entonces poderles dar un trato respetuoso de su dignidad.

Las formas en que se les cría, cuida y educa aún guardan importantes niveles de autoritarismo: gritos, castigos, regaños, desplantes, humillaciones, incluso golpes, son métodos aún vigentes, métodos que contribuyen a la naturalización de la violencia y a su transmisión generación tras generación.

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Violencia contra Niñas, Niños y Adolescentes

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Las estadísticas relacionadas con la violencia contra niñas, niños y adolescentes en México son motivo de profunda preocupación, demandando una atención inmediata y acciones concretas para abordar este problema creciente. Es necesario que se incremente la conciencia pública sobre la violencia que se perpetra en los hogares, y a su vez, se promueva la adopción de prácticas de crianza respetuosa como un camino para contrarrestar este fenómeno.

Uno de los aspectos más preocupantes de esta realidad es la incidencia de la violencia intrafamiliar, que abarca desde el maltrato físico hasta el abuso emocional y sexual. Los hogares, que deberían ser espacios seguros y protectores para el desarrollo de la niñez y la adolescencia, lamentablemente se han convertido en escenarios de sufrimiento y vulnerabilidad.La visibilización de esta problemática, junto con la promoción de la crianza respetuosa y la implementación de medidas concretas, son pasos fundamentales hacia la construcción de un entorno seguro y propicio para el desarrollo integral de la infancia y la adolescencia.

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El preocupante incremento de la violencia en los hogares mexicanos subraya la urgente necesidad de replantear nuestros enfoques de crianza. Es esencial reconocer que el castigo físico nunca debe ser considerado como una opción válida para educar a las niñas, niños y adolescentes. En lugar de ello, debemos promover activamente el uso de métodos de disciplina no violenta que fomenten un ambiente propicio para el crecimiento saludable de las nuevas generaciones.

Un estilo de crianza basado en el castigo o agresiones no solo perpetúa un ciclo pernicioso de violencia, sino que también obstaculiza el desarrollo integral de las niñas, niños y adolescentes. En este sentido, es fundamental resaltar que la violencia intrafamiliar no solo deja secuelas físicas, sino también emocionales y psicológicas que pueden perdurar a lo largo de toda la vida.

Para revertir esta preocupante tendencia, es importante promover la educación y concientización sobre las consecuencias negativas de la violencia en la crianza. Esto implica proporcionar recursos y apoyo a los padres y cuidadores para que adopten métodos de crianza basados en el respeto, la comunicación abierta y la empatía.

La lucha contra la violencia en los hogares requiere un esfuerzo colectivo y multidimensional. Además de condenar de manera categórica el uso de la violencia en la crianza, debemos trabajar activamente en la construcción de una cultura que promueva valores de respeto, igualdad y cuidado, brindando así a las niñas, niños y adolescentes la oportunidad de crecer en entornos seguros y amorosos.